Una mujer se queja ante el médico porque hace días que su marido no le hace nada.
"Justo en ese momento, señora, se están probando unas gotas para devolver las ganas, úselas con su marido y regrese a contarme".
Al día siguiente, la mujer vuelve con el galeno con una cara que no se sabía si era de alegría o de desconsuelo.
"¿Cómo le fue, señora?"
"Pues no sé, doctor, permítame explicarle: estaba cenando con mi marido y en el momento en que él se levantó de la mesa yo le eché las gotas en su bebida. Cuando regresó, se tomó un sólo trago de su bebida y, exactamente a los cinco minutos, se levantó de la mesa, botó todo al suelo, me puso sobre la mesa y...."
"Pero, ¿entonces qué pasa, no era eso lo que usted quería?"
"Sí, pero no en un restaurante".
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